sábado, 2 de octubre de 2010

Luna llena, licantropía y otros menesteres

Era luna llena y al final acabé por transformarme, pensaba que ésta vez no pasaría, no había notado los signos típicos de anteriores lunas llenas, será como la dismenorrea, que unas veces te duele y otras no. Pero finalmente todos y cada uno de mis miembros se abrieron, crecieron, se hicieron más grandes, bueno, unos más que otros, de lo cual me alegré, pensé que así no tendría que comprarme sujetadores “push-up”, aunque por otra parte no quiero dejar de estar a la moda. Me salieron pelos por todo el cuerpo, pero lo peor no fue la transformación que suelo sufrir una vez al mes cuando hay luna llena...

 ‎... lo peor no fue transformarme en licántropa, ni parecer una enorme bola de pelo amorfa de uñas afilada, y dientes puntiagudos con ojos desbordantes de ira y dispuesta a saltar a la yugular y demás partes del cuerpo y extremidades varias dejando profundamente afectadas a mis víctimas, aunque las buenas gentes no tenéis de que preocuparos, soy una suerte de “zorro”-licántropa, que solo ataca a lo peor de la especie humana. Pero, como iba diciendo, lo peor no fue la transformación que vengo sufriendo desde hace unos meses después de haber llegado a la madurez previa a la transformación, lo peor fue que… me había depilado ayer pensando en tomar clases de striptease delante del espejo... por si lo necesitase en breve... ya que me iban a presentar hoy al hombre de mis sueños, y ahora habrá que volver a depilarse... a pedir cita y disculpas por no aparecer en la cena y doy gracias a los dioses del cielo por no haber descuartizado a mi amado. Ahora tendré que empezar a marcar en un calendario las fases de la luna llena, de mi licantropía, y anotar cuando debo pedir cita a mi esteticista... o dejaré de ser la elegante ingenua explosiva y sofisticada señorita que dejo que vean los demás… falta un par de horas para mi transformación a ser humano normal, un par de horas para que me dedique un relajante baño de espuma con velas incluidas… la bestia se tornará en bella… ¿cuántos días faltan para la menguante? ¿Me presentarán al final al hombre de mis sueños? ¿Aceptará él mi licantropía? ¿Será él el príncipe azul, de ojos azules, que venga a romper mi maldición con su increíble amor por los animales? ¿Podría pedir también que fuese rubio y llevase el pelo semilargo? Y alto… por pedir, pues no me voy a poner remilgada, digamos ...un metro noventa…¡Vale! ¡Vale! Soy consciente de que pido demasiado, de que seguiré convirtiéndome en licántropa toda mi vida… Ya no quedan príncipes azules… los duendes me cuentan que creen que ya se extinguieron, que hace mil años que no tienen noticias de ninguno de ellos que podría romper la maldición con su majestuoso amor tornando a la bestia en bella… Aunque he de decir que tal y como está el mundo no me parece mal convertirme de vez en cuando en licántropa vengadora…

 

Isla Fernández

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