lunes, 27 de septiembre de 2010

El hombre que mató a Liberty Balance

 El hombre que mató a Liberty Balance

   

Hace un par de semanas me encontré con El hombre que mató a Liberty Balance en El Corte Inglés. Al verla di un respingo, me aceleré, salté sobre ella sin mirar para un lado ni para otro, porque quería hacerla mía. Recordé la primera vez que la vi de pequeña en el cine donde mi tío Pepe fue el contable toda su vida. Mi tío me dejaba entrar gratuita y sigilosamente a una edad muy temprana, a veces me dejaban ver las películas desde la sala de proyección, aquello sí que era una maravilla, lo recuerdo muy lejano, era muy pequeña, pero el sentimiento, de verme inmersa en aquellas viejas pero actuales películas, era incluso mucho más fuerte que el de Toto cuando las ve en Cinema Paradiso. El día que di con ella la pagué rápidamente y me fui a casa a saborearla. Volvió a gustarme. Siempre ha estado entre mis favoritas. ¡Sin lugar a dudas es un John Ford con dos cojones! Toca tantos y tantos temas que se entrelazan en sus extremos: La razón contrapuesta a la ira. El amor y el desamor. La crueldad y la bondad. La hospitalidad y la brutalidad. La fuerza y la debilidad. La valentía y la cobardía. La gallardía de la razón. La honra y el deshonor. Habla de la aventura de aprender, de enseñar y de saber. Y casi, hasta me atrevería a decir que le da a casi todos los palos, de la vida y de la muerte. Sobre la vida habla de la valentía y de la cobardía de vivirla. De ganar y de perder. Y sobre todo de los caminos inescrutables por los que no lleva, incluso cuando aún no nos los hayamos planteado para nosotros en nuestro camino, porque la vida es una caja de sorpresas, como le pasa al personaje de James Stewart en la película, que llega a caminos que ni siquiera se había planteado. ¿No será que la vida nos lleva de la mano de esos caminos que nos vemos inexorablemente llevados a recorrer…? ¿No será que existe cierta predeterminación para cada uno de nosotros?  ¡Ay la vida!… ¡ay sus caminos!… ¡Y ay la muerte…! ¡Nos habla de la muerte en primera persona desde el inicio mismo de la película, de la muerte que nos trae recuerdos que no podemos borrar, que nos hace pensar qué hubiera pasado si hubiésemos seguido los caminos que nosotros mismos nos prefijamos o los que la vida nos pone delante y nos llena de preguntas que ya nunca jamás serán resueltas… La muerte que nos llena de dolor pero incluso me atrevería a decir que también de gozo por haber vivido, sentido, reaccionado.


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