sábado, 25 de septiembre de 2010

Una tragedia que fue y otra que pudo haber sido


Una tragedia que fue y otra que pudo haber sido

Gracias Antonio por tus palabras, te quiero, pero justamente tú me has hecho más fuerte y no temas porque vuelva a aquel punto... ¡No lo haré! ¡Sólo batallaré! Aquel punto ya es un River of no Return!

Este es el mensaje que le envié a Antonio Paris, presidente de la asociación Agacamt y mi padre postizo como suelo yo llamarle, tras la tragedia de la muerte de una acosada de Coruña. Este es el que me envió él y de cómo supe de la tragedia acontecida:

"Isla, acabo de enterarme de una gran desgracia. Una chica de Coruña a la que Ana y yo recibimos el pasado mes de mayo, y de la que después no volvimos a tener noticias, parece ser que se ha suicidado. No sabemos cómo ha sido y no conocemos los detalles, pero vamos a reunirnos para ver que hacemos, y visitaremos a su compañera de piso en Coruña para que nos informe de todo.

Ahora entenderás porque estaba yo tan preocupado cuando tu no atendías las llamadas ni respondías a los correos. No quiero ni pensarlo, pero se me pasaba por la cabeza algo así, y temblaba. ¡Ni se te ocurra jamás........!. Tú nunca estarás sola ante tus problemas, al menos mientras yo viva".
Besiños, besiños y cuídate mucho”.

Éste que reenvió es un e-mail del presidente de la asociación AGACAMT (Asociación Gallega contra el Acoso Moral en el Trabajo), a la que pertenezco desde finales de agosto-septiembre del año pasado. He de confesar aquí, y esto es algo que me cuesta mucho hacer, que mientras escribo esto estoy temblando y llorando de rabia por la tragedia ocurrida el día 9 en Coruña y pensando en que a mí me pudo pasar lo mismo, que yo lo intenté varias veces, primero en enero del 2009, aquí he de decir que no tenía ayuda de ningún tipo, me acababan de despedir en noviembre, injustamente, como luego dictaminó el juez que declaró mi despido NULO, cuando habían desaparecido los apoyos y los amigos... que alguno de ellos/-"A" (también compañeros que no me conocían, de la misma empresa, pero que trabajaban en otras instalaciones, e incluso un compañero nuevo venezolano, ¡para colmo venezolano!, y no por hablar mal de los venezolanos, para nada ¡que me caen especialmente bien, sobre todo los luchadores y los del tipo de Boris Izaguirre, al que le compro todos sus libros que son de una inteligencia, ironía y sensibilidad bellísima, pero por la problemática social y laboral que están viviendo en su país lo que hizo este personajillo me pareció demencial y de muy baja calaña, pues éste ante mi sorpresa al verlo a las puertas de la sala y comentarle a mi abogado quien era y que estaba sorprendida por verlo allí, éste, cuando le llego su turno para declarar dijo que consideraba que yo era una mala trabajadora puesto que le pedía a mi jefe todas sus ordenes por escrito (testimonio que el juez no tuvo ni en cuenta y le resultó inclusive irrisorio, ya que nada más malo pudo decir de mí, eso sí, no hablo de cómo le enseñe a moverse en el mundo de nuestra empresa, de cómo tenía que hacer una u otra cosa y de todos los consejos bienintencionados que le di durante esos dos meses que coincidimos en el mismo despacho, incluso él buscaba mi ayuda, cercanía y consejos y me invitaba a cafés. ¡Un vendido más y un trepa en este mundo del acoso laboral!), y ¿cómo no le iba a pedir las ordenes por escrito cuando mi jefe incluso llego a ponerme una sanción falsa, revocada totalmente por el juez en el mismo momento del juicio, aludiendo ¡qué no me había presentado a trabajar! y cuando yo tenía pruebas de que eso era falso. Lo único que yo trataba era cubrirme las espaldas. Pues este “compañero”, por llamarlo de alguna manera, que me conocía de dos meses y al que siempre traté con el mayor de los cariños, porque yo soy así, declaró junto con los demás en mi contra.... ¡ante mi mayúscula sorpresa!. Piensen aquí lo que quieran... Compañeros, que no me conocían, o me podían haber visto en un par de contadas ocasiones, ¡declararon contra mí!, ¡mi mejor amiga en aquel momento, la persona con la que tenía más trato a diario declaró contra mí, después la ascendieron y le dieron un poco más de "dinerillo" en su paga mensual y además acabo haciéndose con mi puesto de trabajo mientras yo estuve de baja, haciendo exactamente las mismas labores que yo tenía asignadas, copando mi mesa y mi ordenador y borrando todo lo mío, incluso metiendo mis trabajos en bolsas de basura en un armario y borrando lo que yo había dejado trabajado en archivos del ordenador del despacho, y todo esto cuando ella antes trabajaba en otra instalación y no en la mía, nunca antes había trabajado en mi despacho, en mi instalación y en mi puesto físico de trabajo...Aunque no hay mal que por bien no venga, al final me deshice de lastres y pesadas cargas, como sigo haciéndolo ahora cuando alguien no me merece la pena ni me aporta nada, y lo hago con un chasquido de dedos, emulando a mi querida Heleniña ;-), y hoy mi vida ha cambiado y es de lo más plena que yo pudiera haberme llegado a imaginar que sería, pero de aquella yo me encontraba sola, muy sola, sin una red social en la que apoyarme, y sin ayuda de nadie, sin apoyos familiares, que pensaban o pensarían que era una forma de llamar la atención (cosa totalmente incorrecta pues estaba destrozada por todas partes) o de amistades de ningún tipo, también es muy cierto que quizá yo no me dejaba ayudar, pero lo que Sí quiero dejar muy claro es que el Acoso en el trabajo no es ninguna broma, destroza tu vida hasta tal punto que nadie que no lo haya pasado se lo puede imaginar. Volví a intentarlo a principios de junio del 2009 ya bajo medicación pero sin que me viese un psicólogo, al que no vi hasta el 23 de junio de ese mismo mes y no le conté nada por miedo, por vergüenza... tampoco sucedió ninguna tragedia, y no les voy a contar lo que hice, simplemente que estaba desesperada, recibiendo un salario de baja ínfimo, tal vez, y no tal vez, sino que sigo creyendo que era así, para presionarme. Este junio aún he denunciado bajo la vía administrativa que mi empresa lleva desde mi baja cotizando por mí no lo que debería sino una cantidad mucho menor y que tampoco había cotizado los meses en los que estuve despedida antes de reincorporarme a mi trabajo tras una sentencia de despido nulo, ¡sorpresa para mí!, aunque ya me lo imaginaba y llevaba meses diciéndole a mi abogado que hiciésemos reclamación de cantidades, porque yo veía que mi sueldo era mínimo, bueno, pues también hasta ahí tuve que llegar.

A mi abogado nunca le hablé de esos intentos de suicidio porque no quería que me viese débil, ya que yo misma sabía que él se había expresado en esos términos con unos compañeros míos de trabajo, y le pido perdón desde aquí si no se lo dije porque no quería que me viera débil a la hora de poner una demanda, porque a esa hora soy como la Leona Herida de Babilonia, ¡voy a por todas! Sin embargo, y como dicen los ingleses, debe haber "Somebody up there" ("alguien ahí arriba") puesto que algo salió mal todas esas veces y aquí sigo, viva, y con fuerzas para encarar lo que venga ahora que tengo una red social que me ayuda, que me apoya, que me entiende, por eso creo que la asociación AGACAMT está haciendo un gran trabajo, allí he conocido a gente a la que debo la sonrisa con la que salgo a la calle todos los días, sobre todo a Antonio y a Mamen, mis particulares Merlín y Hada Madrina, a Ana, que fue mi primera tabla hinchable (que sigo hinchando todos los días Aniña) de curación y apoyo, a José Manuel (¡qué se va a salir! y a quien quiero un montón aunque no haya tenido la oportunidad de demostrárselo), a mi Elena del alma querida, mi querida, dulce, y reflexiva Elena (gracias por regalarme el otro día Cartas a Sandra, que sabías estaba buscando como una loca y lo encontraste antes que yo para regalármelo. Eres un lujo de amiga y compañera. A Carmen (mi pintora y Duende favorita, la niña de mis ojos, mi hermana, mi cómplice... Y a tanto y tantos, a Carlos que siempre estuvo ahí, como quien no quiere la cosa, intentando hablar de otras cosas, intentando distraerme, mi niño que siempre estuvo, en la distancia y en la cercanía, mi Carlos adorado, mi Carliños, y que no sabía de esto de la misa a la media porque no lo quería entristecer, cuando sé que lo pasó mal por mí (La mayoría de la gente a mi alrededor no lo sabe y se estará enterando ahora). A los abrazos de Pablo que me ofreció su amistad y sus oídos desinteresadamente, a los de Betty y a sus besiños todos los días, a sus niños y a todo el cariño que me dan desinteresadamente, que ya soy su tía postiza ;-) y me hace mucha ilusión ya que yo no tengo sobrinos propios, a los abrazos de Santi, sin los cuales no podría pasar... a los mensajes de Ramón que estos meses de marzo, abril, mayo... hicieron que siguiera viva, porque nunca se olvidó de mí y me tuvo entre sus afectos para que nunca me ahogase y saliese del agua en la que me estaba hundiendo, al exterior y respirando grandes bocanadas de aire, mi Ramón, que es único y lo hace sin que nadie se dé cuenta, escondido bajo las más hermosas sombras, pero que hizo que hoy pudiese llegar a donde he llegado, a los mensajes de mail de Antonio, mi padre postizo, el que yo hubiese querido para mí, el que yo hubiese elegido, el que me levantaba el ánimo cada vez que los leía...sin ellos seguro que no hubiese podido continuar... (Y me mandaba mensajes de mail porque yo no cogía el teléfono a nadie... No quería saber de nadie... Solo salía a la calle para ir a por la baja, a por mis medicamentos, algún día a la compra...). Hasta que a finales de mayo de este año, aún hecha una piltrafa, con dieciocho kilos de más y hundida moral y psíquicamente, tomé la decisión de que esto no podía seguir así tras otro intento fallido de suicidio después de una visita a mi vida, una visita del pasado inesperada y desgraciada, y que resultó fatal para mí... Y otra vez me decidí por el orfidal... no pasó nada... debo de ser muy fuerte, porque me tomé una caja entera, o quizá sea esa fortaleza mía que se esconde bajo mi caparazón y no me quería dejar ir… pero que ahora sé que está ahí, y que también me ha hecho llegar a donde he llegado en mi particular lucha contra todas las injusticias laborales que se me han planteado (¡todas ellas ganadas!, ¡qué no es decir poco!), o quizá sea porque ahora veo que una de las finalidades de mi vida es ayudar contra esta lacra, aunque tengo más... escribo, canto, rio, lloro (menos que antes ;-), agradezco las visitas a mi casa de amigas viejas de la niñez, infancia, adolescencia y más... como Helena, mi Heleniña (amiga de la niñez, recuperada por el azar de otro duende, Vicky, a quien espero ver pronto, así como a Beiña... mi siempre adorada Beiña...), después de habernos perdido una en Canarias y la otra en Birmingham :-). Ahora doy gracias, no sé a quién, pues ya no sé ni siquiera si creo en dios, solo sé que creo en mi misma y en mis fuerzas y energía para seguir adelante, y en las de la buena gente que me las aporta.

Mucha gente que me haya visto algún día por la calle puede que haya pensado que estaba bien durante este periodo, simplemente por el hecho de que me gusta ir bien arreglada, maquillada y vestida (aunque mis enormes ojeras, de pasar noches y noches sin dormir, y mi cara de tristeza, pues puedo decir que en más de un año no asomó a mi rostro ni una sola sonrisa, sin lugar a dudas debían mostrar como estaba por dentro) pero eso sólo era la máscara que ocultaba mi vergüenza por estar tan mal, porque sí, me avergonzaba de mi misma cuando no era yo la que debía avergonzarse sino él y/o los responsables de mi acoso, que fueron muchos y más de los que se pueden citar en una sentencia... Y aquí me quedo bien calladita, pero algún día verán la luz... porque el tiempo acaba poniéndolo todo en su lugar, como me sucedió un día en que todo un "hombre de honor", como él mismo se refería hacía si mismo, bajo el cual estuve a su cargo, y que testificó contra mí en dos juicios, se encontró conmigo por la calle (aquí hasta habría podido producirse una escena similar a la última de Solo ante el peligro, ¡menos mal que en el mundo actual ya no llevamos pistola en funda por la calle ni guantes que arrojar al contrario!), y hasta quiso saludarme (¡qué cara más grande, dios mío!) y al ver mi mirada pétrea, ya sin odio, ni rencor, ni rabia, solo pena hacía él, porque es lo que verdaderamente siento por él, pena de que no sea el hombre que yo creía que era, ni un hombre de honor como él dice que es... bajo la mirada, se sonrojó de manera que jamás había visto a un hombre sonrojarse... y bajo la cabeza justo cuando yo pasaba por su lado... Me quedé mirándolo aquel día como bajaba la calle, y seguía con la cabeza gacha, ¡todo un C--------- y hombre de honor! ¿Y ese era y fue uno de mis referentes en los años en que trabajé codo con codo con él...? ¡Menudo "el hombre de honor"!, y ¡Menuda Daisy que estaba yo hecha!, viviendo en nubes de color rosa, hasta que me di de bruces contra el suelo y choqué con la realidad de la vida, parafraseando aquí casi a F.Scott Fitzgerald y a su novela El gran Gatsby, también una de mis películas favoritas (la antigua con Alan Ladd, que ya sabéis de mi pasión por el cine... ¡No podía dejarlo pasar! Sorry! :-) ). Pues bien, y perdonad la digresión, quisiera decir que El ACOSO afecta a todos los ámbitos de tu vida, al profesional, al familiar, al sentimental (¡qué alguna oportunidad he perdido! ;-), pero no me quejo, ya vendrán otras), al de la amistad, a todos, a tus relaciones interpersonales, pero sobre todo nos afecta a los afectados por él, Yo tuve la suerte de aún encontrándome mal luchar contra las canalladas que me hacían (porque no quería ver un currículo impecable manchado, porque el trabajo ha sido para mí lo más importante en mi vida, y he dejado muchas parcelas vacías y afectadas por ello. He dejado de vivir cosas para tratar de ser la mejor (¡sin juego sucio, con ambición sana!) dentro de lo mío... ¡qué tampoco me pesa! Era lo que quería hacer y me gusta mi trabajo) y ganar 5 juicios que no es poco, de que me repusieran en mi trabajo tras un despido nulo y de que me indemnizaran económicamente por acoso laboral (en una sentencia de despido nulo, que aún no he denunciado el acoso y no sé si lo haré), persecución y represalias, vulneración constitucional, vulneración de mi indemnidad e incluso del art. 24 de la constitución, lo que es muy fuerte y dicho no por mí sino por un juez, pero he luchado y ganado mis personales batallas, y aunque, con vergüenza, he de decir que yo lo intenté varias veces, tomándome una caja entera de pastillas de orfidal y del mejor vino de mis padres, más que nada para que se jodiesen, pensaba yo, ya que echarían de menos más a esa gran botella de vino que a mí, o eso era lo que pensaba yo entonces...lo único que me pasó en las dos ocasiones en que lo intenté, viviendo aún con mis padres, es que me quedé dormida durante días... ni siquiera mis padres llamaron a urgencias, porque les daba vergüenza la situación, pero es que ¡a dónde vamos a parar cuando los acosados no tenemos ni apoyo en nuestras casas...! ¿Veis? ¿Veis hasta que punto afecta el acoso?, se descosen viejas brechas y se abren algunas nuevas… e incluso te echan en cara el haber denunciado al gigante…, “que quizá si no hubieras denunciado nada estarías igual que estabas, que quizá tu novio no te habría dejado (he de decir aquí que mi ex-novio trabaja en la misma empresa), que aunque trabajases poco (trabajaba como una negra con un contrato de horas menor a las horas que hacía y que se puede comprobar por algunos salarios, que en otros me pagaban menos de lo que estaba estipulado y hasta el juez dice lo que debo de cobrar en varias sentencias...) nosotros seguiríamos ayudándote, que ahora no te va a contratar nadie aquí después del follón que has montado…”, y todo esto en palabras de mi familiar cercano más querido, etc., etc., ¡cuando yo estaba mal muy mal y muy desesperada…! ¿Qué querían, que siguiese así…aguantando y aguantando hasta que un día reventase e hiciese una barbaridad? Yo denuncié todo lo que denuncié por justicia, por moral y por mi honra… y no me dio la gana de dejarlo pasar, por muy mal que estuviese, por muy mal que me hubiesen dejado, por mucho que me hubiesen humillado, difamado (que para mí fue casi lo peor), por mucho que me hubiesen hundido, etc., etc., Lo que sí yo tuve la suerte fue de que a mí me ayudaron a salir del pozo en la asociación, mis médicos, sobre todo mi psicólogo, a quien le doy las gracias, porque creo que el hablar de tu acoso es la mejor terapia, sobre todo con gente acosada como tú, que ha vivido la misma problemática, por eso estoy convencida de que las asociaciones son importantes. También quiero dar las gracias a amigos viejos y de siempre, que gracias a dios recuperé por el camino, como si de hadas madrinas y pequeños duendes se tratase (aquí casi parafraseando la ponencia que Loli Conchado dio en la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Ferrol, donde este año se hicieron unas jornadas sobre el acoso y donde Loli participó contando su caso en una ponencia muy bien titulada "De ogros y de duendes!), Amigos de verdad, con “a” mayúscula, que están ahí para lo que sea, y que sólo necesito descolgar el teléfono cuando estoy baja... y uff!!! Hoy ya llevo muchas llamadas, desde que abrí el correo y me encontré con el mensaje de Antonio… y durante una hora estuve sin estar en mí, incapaz de reaccionar, hasta que cogí el teléfono y llamé a mi Antonio querido, y ahí me desaté… Y también llamé a Aniña, y mi cielo no te sientas mal porque hiciste todo lo que estaba en tu mano, debemos comprender que cuando alguien no se deja ayudar es prácticamente imposible hacerlo... Eso sí, no hay que dejar de intentarlo, aunque resultemos pesados.

Pues ese que figura arriba en cursiva es el mensaje que me envió Antonio a mi correo esta mañana, éste que ahora reenvió llena de rabia e indignación una vez secas mis lágrimas, pues me propuse a mi misma un 8 de junio de este año que no volvería a llorar más, y menos en presencia de otros, pero es que a veces es imposible... hoy he llorado sola en mi casa, llena de múltiples sentimientos encontrados... ¡Y ES QUE ESTO ES INADMISIBLE!, hay que luchar contra esta lacra de la sociedad, hoy estoy llena de rabia, de impotencia, rota, brotan lágrimas de sangre de mis ojos... y no entiendo como los medios no se hacen el eco que se deberían hacer ( a primeros de agosto si mal no recuerdo salió un artículo sobre el acoso en el país en la sección de Galicia, artículo que se quedaba corto, muy corto… y también salió una entrevista con nuestro presidente y una acosada en la TVG, demasiado corta también a mi parecer, y cortada, y yo me pregunto: ¿Qué es lo que está pasando? ¿Tanto miedo hay a las instituciones, tanto miedo hay hacía las grandes empresas, tanto miedo tienen los empleados de las pequeñas que miran hacia otro lado mientras le hacen acoso a un compañero, tanto miedo hay a perder el trabajo, cosa que quizá entienda más, aunque lo que si no entiendo es la falta de honradez, mejor dicho de honra, tan poca dignidad queda en el género humano cuando se supondría que éste debería estar más desarrollado que en los oscuros años de la Edad Media, donde sí se peleaba por la honra? No soy un personaje salido de las novelas de Pérez-Reverte, ni pertenezco a la Edad Media, ni a la época victoriana, lo que si pertenezco es a mi época y aunque esté desfasada, como mujer y como persona lo que más valoro es mi honra, también el trabajo bien hecho y la verdad, pero MI HONRA por encima de todo, y que nadie me la pisotee... y eso dicho no solo por mí sino por mi psicólogo, que tantas y tantas veces me ha indicado que era por culpa de eso por lo que sufrí tanto tras un acoso tan dramático (¡qué me costo una enfermedad!)... y que por eso mismo luché tanto por mi honra, difamada, vilipendiada, arrastrada por el suelo, y esa lucha me trajo un precio muy alto, porque pasa factura, claro que la pasa... Hoy en día estoy diagnosticada de "Distimia", cuando antes no había padecido de ninguna enfermedad de este tipo, la distimia es una depresión en la que te sientes fatigado y sin ganas de nada y mucho más... durante unos dos años... Hoy en día mi médico dice en un informe que “la evolución del cuadro es favorable, sin sintomatología depresiva franca, y con buen control de la ansiedad, recomendando mi vuelta al trabajo”, pero todo esto desde que mi acoso empezó en junio del 2008 (me atrevería a decir que antes, pero ese antes no lo puedo probar, solo hablo de lo probado, así que imagínense ustedes por lo que he tenido que pasar), ya ha pasado un tiempo, y teniendo en cuenta que llevo de baja desde marzo del 2009 y estoy a punto de reincorporarme a mi trabajo. Hoy ya casi estoy llegando al final del proceso, pero hasta hoy ha sido duro, muy duro, durísimo, y sé que aún me queda mucho por andar... de hecho el primer año casi no salí de mi casa para nada, tenía fobias que hoy día voy superando, fobias tales como encontrarme por el centro de mi ciudad a alguno de los h---- de p--- responsables de mi acoso... Hasta me daba vértigo el bajar las escaleras de mi casa… Ahora ya se me están quitando todas las fobias y los vértigos... se van yendo gracias a que mantengo viva mi capacidad de resistencia y orgullo y de pisar las calles de mi ciudad con la cabeza bien alta, porque hoy me siento muy, pero que muy orgullosa de mi misma y de a donde he llegado, no sin sufrimiento, y no solo mío, lo único que lamento de todo este proceso es el sufrimiento que causas en los que más quieres cuando te ven así.

Hoy he vuelto a hacer ejercicio, a quererme, a salir, a tomar el sol, a respirar aire fresco y gozarlo en mis pulmones... Y he llegado muy lejos, a los tribunales incluso, para probarlo todo, pero cuando una, que he de decir que está prácticamente recuperada y a punto de volver al trabajo donde la han acosado, y sí, voy a volver, porque me he ganado mi derecho a trabajar allí y nadie me lo va a quitar mientras me queden las fuerzas suficientes para poder luchar por ello y por tantas y tantas injusticias sociales como la del acoso, yo sigo preguntándome: ¿Dónde están los hombres y mujeres con agallas, como los que yo conozco de la asociación AGACAMT (www.agacamt.org)?, ¿Es que no hay valor para enfrentarse a los acosadores, es que no hay hombres ni mujeres de verdad? ¿Es que hay que llegar a que una de nosotros, acosados, se suicide... y acabe llevando su suicidio al punto de no retorno... a la muerte... Casi a darle la razón al acosador/-es. ¡Ya está bien, hombre!, ¡ya está bien!, ¿cuántas personas más van a intentarlo y llegar a ese punto de no retorno... cuántas más... cuántas...?

Hoy no he podido salir a hacer ejercicio, no puedo ni hacerlo en casa, del mareo me caigo de la bici, no soy capaz de probar bocado… solo quería escribir esto y expresar de algún modo mi indignación, mi rabia, mi impotencia… ante algo que sé no va a acabar… si no ponemos remedio…

Hoy me quedaré en casa a llorar por nuestra compañera… hoy, que me levanté con ganas de irme a la playita a disfrutar, a ver a mi familia, a mi abueliña… , a mis perro queridos, a mis amigos, hoy me levanté llena de vida, y ahora hoy, hoy lloro la muerte de una de nosotros. Hoy la vida se me escapa un poco, aunque mañana regrese...

En homenaje a Yolanda, nuestra compañera que se suicidó en julio del 2010
12 de septiembre del 2010
Isla Fernández

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