domingo, 11 de octubre de 2009

Burn after reading! ¡Quemar después de leer!


Estos días creo recordar que no os conté lo que he estado haciendo tanto tiempo desde que no aparezco por aquí en este mi humilde blog, pues bien antes de que se me ocurra desaparecer de nuevo os contaré que en todo este tiempo me he enamorado. ¡Dos veces! ¿A qué no está nada mal? He litigado contra la administración y, en palabras de un gran amigo, un empresario antropófago. Ya voy 4-1 y aún estoy en el tiempo del descuento para volver a meter gol. ¡Mientras tanto me estoy entrenando! He perdido amigos pero también he ganado unos cuantos. He cogido y he perdido kilos. Ahora casi me parezco a J.L, aunque debería adelgazar un par de kilos más. Me he tomado el tiempo suficiente para conocer a Rubén, un cinéfilo de Pro, un chico encantador y un gran amigo, que me ha ayudado un montón y sufrido conmigo lo que yo he sufrido y más, y además ¡Tauro! ¡Si es que estábamos predestinados a conocernos! ¿Te acuerdas cuando íbamos a la universidad en la Zapateira apretujados en el bus como sardinitas? ¡Qué recuerdos me devolviste! ¡Casi ni me acordaba! ¡Ah! ¿Y no os había contado que me han despedido? ¡Oh, pues sí! Pero ya no os preocupéis más que el tiempo suficiente en que hayáis leído esa corta frase porque ya he ganado el juicio por despido nulo y la semana que viene empiezo a trabajar otra vez, y además voy a hacerlo con la hucha llena gracias a una indemnización de tomo y lomo que bien me merezco, a la que hay que sumarle el dinerito que me deben después de no haber trabajado durante casi cuatro meses. Meses en los que he abierto los ojos. Bueno vale, quizá debí haberlos abierto un poco antes, cuando todo empezó, en junio. En esa época estaba empezando a despegar un poco los parpados. ¡Qué ya es bastante tratándose de mí! ¿No sé si aprendí lo que debería? ¡Quizá no lo haya hecho en absoluto! Soy por naturaleza bastante crédula e ingenua. Y aunque está mal que lo diga yo de mi misma una buenaza. Pero por lo menos la venda que me tapaba los ojos ha desaparecido. He podido comprobar en primera persona la estupidez humana (qué aunque buena no soy tonta), además del daño que pueden hacer las mentiras y la cobardía. Y he descubierto otra cosa: ¡Bajo mi caparazón de cangrejiana se escondía una luchadora que ni Van Damme! ¡Me siento tan orgullosa de mi misma! ¡Qué alta puedo llevar mi cabeza sobre mis hombros! (A menudo no tan bien pensante como quisiera, eso también es cierto, pero eso ya es otra historia, ¡que daría para otro artículo por lo menos!). Y aunque aún tengo mucho que aprender sobre controlar mis impulsos estoy bastante satisfecha conmigo misma y en paz con mi persona. Y otra cosa: He escrito un libro. Chick lit que le dicen a este tipo de literatura, pero el mío tiene su miga, y de la buena, de la esponjosa y gordita, y bien gramadita… Quizá algún día se convierta en un best- seller. Quizá ni vea la luz. ¡Pero lo he escrito! y recuerdan cuando en este mismo blog les dije una vez que era mi asignatura pendiente. Pues bien: Ya está hecho. ¡Y hay editores interesados! Rezó para que no lo editen demasiado y no quiten muchas de las escenas erótico-festivas que he escrito. Lo harían bastante comercial. Y no estaría mal vender unos cuantos ejemplares más. ¡Ya está! ¡Ya estoy pensando en términos de dinero! ¿Será que soy cáncer? También le debo una cena a Carlos. Y otra a Rubén. Y Carlos me debe la ola prometida en mi primer día de trabajo y ¡no se la pienso perdonar! ¡Y le he prometido que seré buena! ¡Qué me portaré bien! ¡Aunque también le he prometido que aparcaré bien! ¿Y quién se lo va a creer cuando me encanta aparcar mal? Aparcar mal me hace sentir muy mujer, muy femenina, segura de mi misma. Y en este tiempo de despido completamente injusto he leído lo que no está escrito, prácticamente todos los libros que se han publicado en esencia editorial, y es que quería documentarme bien ¿sabéis? ¡Qué no es que me gusten las novelas románticas ni nada por el estilo! ¡Solo era para documentarme y escribir mi chick lit! Y me he tragado en este orden casi todo lo de Julia London (mi favorita y todo un descubrimiento con la trilogía de las hermanas Lear, que por cierto si alguno de vosotros me quiere bien me podría regalar La Soñadora, que es el único que me falta y no encuentro en las librerías, y ya sabéis de mi rechazo a comprar por Internet. ¡Venga sed buenos! Está en: wwww.esenciaeditorial.com/fichaLibro.aspx?id=45, Laura Kinsale (¡me sofoco solo de acordarme!), Kathryn Smith (¡Oh dios mío! ¡Brahm! Mientras lo leía: ¡olía a sexo por todas partes! ¡Yo quiero a un hombre como ese! Si alguien sabe de alguno como él que me diga dónde puedo encontrarlo ¡Me tiraré a la piscina de cabeza!¡Mejor! ¡Bajaré hasta el infierno a por él si es necesario) También he leído a las Chick Lit Madeleine Wickham, Bridie Clark (me gustó mucho el final de Porque ella puede y ¡tengo mis razones personales! ¡Si lo tengo ya gastado, manoseado y como no subrayado! Los que me conocéis bien sabéis que es deformación profesional adquirida ya en mis años de universitaria. Me encanta ver mis libros manoseados y gastados porque eso significa que han adquirido vida entre mis manos), Melissa Hill (¡otra que me encanta! ¡Cómo empiece un libro suyo soy incapaz de hacer otra cosa! ¡Párate mundo!, Candance Bushnell, y también Johanna Edwards (¡Interesante argumento el de Corta por lo sano! ¡Si señor muy interesante!) Al principio como me sentía vengativa me leí unos cuantos libros de Ann Perry, que además de por los interesantes crímenes que resuelve muy eficazmente el inspector Pitt, retrata muy bien a la Inglaterra victoriana que tanto me gusta. Luego cuando me calmé un poco de mi sed de venganza me puse a leer a Nicholas Evans, la verdad he de decir que me equivoqué de libro, ¡ya sabéis lo despistada que soy! y me compré Cuando el abismo separa pensando que era el último de mi adorado Nicholas Sparks, así que acto seguido volví a la librería y me compré El guardián. ¡Me había equivocado de apellido! Y es que no tengo solución ¡Debería aceptar que vivo acompañada de un duende llamado Despiste! Está bien, pero ya nada podrá superar a The Notebook (El Cuaderno de Noah), ¡ni a la película! (De mayor quiero ser como Gena Rowlands, entre otras muchas…) Un poco más calmada volví a leer a Walt Whitman y sus Hojas de hierba para insuflar un poquito de paz y vibraciones positivas a mi ya de por si atormentada alma y antes de navidades recibí un regalo de Juanjo, mi primer novio de la universidad, ¡los Poemas completos de Emily Dickinson! Cuando fui a recoger el libro en correos y lo abrí bajando las escaleras una sonrisa iluminó mi rostro. ¡Qué bien me conoce! Seguro que estaba preocupado por lo del despido y sabía lo que me calmaría. También me envió dos ediciones en italiano de mis novelas favoritas de Alessandro Baricco:Oceano Mare (Océano Mar) y mi favorita entre las favoritas: Seta (Seda). Una novela cargada de sentimientos y humanidad. Como todas las de Alessandro. Cuando llegué a casa lo llamé. Por desgracia Juanjo sigue en Italia, trotamundos como siempre, y aún no pude agradecérselo en vivo y en directo con un abrazo. ¡En aquel momento lo necesitaba tanto! El abrazo, quiero decir. Después en su honor leí, ¡otra vez!, El amante de Lady Chatterley (¡ay, el leñador! también quiero a otro como él, ¡ya puesta a pedir!) D.H. Lawrence es uno de mis escritores favoritos, y aunque me gusta esa novela, Sons and Lovers es mi favorita de él. Me recuerda más a mí misma. Será por eso que me gusta tanto. Después en plenas navidades mi madre me regaló Los hombres que no amaban a las mujeres, el que ya se ha convertido en mítico primer volumen de la trilogía de suspense Milenium. ¡No tengo palabras! Si alguna vez me reencarno en un escritor/a quiero hacerlo en Stieg Larsson (¡qué mentirosa! Si lo que siempre quise ser es una nueva Jane Austen o Helen Fielding de la literatura patria. ¡A quién voy a engañar). Los críticos dicen que ya es el mejor libro de la década y que nada lo superará. Bueno, quizá sí, el segundo según la campaña de marketing, pues en cuanto salió me pusé a correr a la libreria y en el spring final, para que no me lo arrebatasen de las manos, y justo antes de traspasar la puerta del estableciento, se me quedo enganchado un tacón en una alcantarilla, aunque La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina muy bien se merecía lo que se llevo mi zapatero en el arreglo del defenestrado tacón. ¡No pegué ojo en días! Otra obra maestra. Mi madre me apareció un día con Los hombres (a veces, por desgracia) siempre vuelven, de Penelope Parker. Estoy convencida de que lo hizo porque aún cree que mi ex se arrojará a mis brazos el día menos pensado y eso arreglará todos mis problemas. No está nada mal el librito, pero le acabe cogiendo manía, a ciertos hombres es preferible mantenerlos alejados. A otros no tanto. Sobre todo cuando te hacen sonreír. También me leí un libro de relatos eróticos que no me gustó nada, así que no os diré aquí quien es el autor, no quiero que por mi culpa bajen las ventas de sus libros. Volví a leer El cuento número trece. Lo necesitaba. Diane Setterfield evoca a la librera que corre por mis venas bajo mi piel. ¿Nunca os dije que uno de mis más grandes sueños sería poseer una librería? Una de esas donde la gente hace noches literarias sentada alrededor de la chimenea leyendo sus libros favoritos y también en algunos casos sus propias creaciones ¡Oh dios, sería feliz! ¡Haz que algún día la tenga por lo menos en sueños! ¡Y te prometo que volveré a ir a misa los domingos como cuando era una niña y aún creía en ti!¡y en tantas y tantas cosas!
Y justamente ahora estoy con un gran descubrimiento, ya sabéis que soy toda sensibilidad y poco de prejuicio, así que en mis manos tenía que caer Federicco Moccia y su poético, desgarrante, urbanita y maravilloso en su lenguaje coloquial y su descripción de los sentimientos y los prejuicios Perdona si te llamo amor. Lo estoy devorando como también devoraría a Alessandro, el protagonista, y eso que aún no he leído ni una descripción física suya. ¡Bueno! ¡Muy bueno el bueno de Federico! ¿O no? Eso de hacer que te enamores de un personaje sin haberlo descrito. Solo atendiendo a sus emociones. ¡Mamma mia! Estos italianos me traen de cabeza. ¡Me van a volver loca! Primero fue Baricco, que por culpa suya casi pierdo un vuelo de Venecia a Barcelona porque se me dio por leerlo sentada en el aeropuerto y se me fue la cabeza y no sabía ni donde estaba y ni miraba los paneles informativos. ¡Me hechizó! Claro que sí, no podía ser de otra manera, era Seda lo que estaba leyendo. Luego vino Moccia, pero a éste, a Moccia, ¡no se la perdono! ¡Un personaje de su novela se llama igual que uno de la mía! ¡Y yo que pensé que era tan original el nombrecito de marras! También he recuperado mi amistad con Carlos, que tiempo atrás creí haber perdido por dedicar mi tiempo a enamorarme de quien no debía ni se lo merecía. No sé aún por qué llegamos a ese punto. No creo que lo sepamos ninguno de los dos. Yo sé que él lo ha sentido tanto como yo. A veces la vida simplemente separa y no hay más. Muchas veces me descubro pensando en él y me dan ganas de llamarlo para solamente bajar a darle un abrazo. ¿No os conté que el otro día nos emborrachamos los dos? Ahora le debo yo otra borrachera. Una cargada de vida, energía y felicidad después de la oscuridad por la que he atravesado y él está empezando a padecer. También nos debemos mutuamente otro viajecito a Londres. ¿Eh, cielo? ¿Te acuerdas lo que gritábamos en el Madame Tussauds? ¡Tengo fotos hasta para chantajearte! ¡Espero que tú hayas roto las mías por si el día de mañana me publican mi novela y me hago famosa! ¡No estoy ciertamente muy favorecida! ¡Ya sabéis que odio posar y salgo siempre con cara de idiota poniendo gestitos con la boca! Por último, aún no sé si por casualidad o no ¡el hombre misterioso de mi pasado ha vuelto a entrar en mi vida! ¿No os conté aún del hombre que es capaz de olerme a vainilla aunque esté a kilómetros de distancia? ¿Del hombre que un día me ayudo pero que también pretende ponerme en mi lugar (su lugar)? Lo que él no sabe es que soy un espíritu libre y que vengo y voy a donde me plazca... Ni que mi imagen de chica sumisa esconde a una gran rebelde que habita en mi interior y que se parece más a mí que la superficial sumisa que suelo mostrar de puertas para fuera. No sé si algún día podría suceder algo entre Tarzán y Jane. Lo más probable es que nunca pase. No quiero ensombrecer el misterio con el que lo he rodeado en mi imaginación... Sólo sé que de vez en cuando tras una larga ducha me echo mi hidratante de vainilla y él aparece en mis sueños aún cuando estoy despierta. Solo que tiene un defecto. Sé lo diré al oído cuando lo vea…

“Qué sera, sera
Whatever will be, will be.
The future´s not ours to see
Qué sera, sera. What will be, will be.

Y quizá si habéis llegado hasta aquí ¡Válgame dios qué sois valientes! os estaréis preguntando cuando lo mencionaré. Os voy a sacar de dudas ahora mismo:

Sigo pensando en Colin Firth todos los días de mi vida

… Además sigo soñando ser como Bridget… y que se me pegue algo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario