domingo, 11 de octubre de 2009

Dias de Fútbol

Ya les había dicho que pertenezco a un trío de niñas marcianas muy sui generis a las que nos gusta ir al fútbol los domingos por la tarde, cosa que no nos solemos perder a no ser que algo extraordinario suceda en nuestras vidas como quedar con un Mr. Right, y aún así si eso pasa estamos deseando dejar a Mr Right a la primera de cambio para ir en busca de nuestros otros dos yos y montarla en un partido de fútbol... Y es que siempre la montamos en el fútbol, no sé cómo nos apañamos pero así es. Les voy a hacer un resumen de lo sucedido ayer (o debería decir hace más de una semana, porque este relato debería corresponder a una semana atrás en el tiempo, pero disculpen que les tenga tan abandonados pero es que no he tenido tiempo ni para mí misma):



Ayer jugaba el equipo de nuestra ciudad, del que seremos convencidas y eternas seguidoras hasta el día final simple y llanamente porque sí, aunque no se lo merezcan siempre estaremos de su lado, para bien o para mal, cuestión de fidelidad, y aunque he de decir que ayer se hubiesen merecido ganar, que no vean como subían y como llegaban y tiraban a puerta, pero nada que estamos gafados y al final no nos merecimos el resultado obtenido, un mísero 1-1.



Pero mejor que hablarles de lo sucedido en el partido, voy a hablarles de lo que paso antes de él. Pues como siempre quedamos más de tres cuartos de hora antes de que empiece el partido. Como siempre las dos restantes partes del trío de niñas marcianas le mandan a la tercera, la que les escribe, un mensaje que reza así: quedamos a las 16:15, ok?, estate preparada, y cuando te demos una perdida baja. Como ya son muchos años y las conozco pienso, ok! me da tiempo a lavar los platos, a poner una lavadora, a repasar un par de cosas para clase, a elegir vestuario y a retocarme el pintalabios, y todo esto en el cuarto de hora de menos que yo sumo de más y que me ponen en el mensaje dada mi condición de sempiterna impuntualidad que me acompaña desde la cuna, y todo este montaje para que esté a mi hora es inútil, lo que ellas no se dan cuenta es que yo me doy cuenta y acabo echando mal mis cuentas pensando que tendré tiempo de sobra. Al final siempre llegamos tarde, siempre excepto la vez que un ex-jugador que nos cayó en gracia v del cual digamos que las tres estábamos perdidamente enamoradas, aunque yo lo vi primero, venía en el equipo visitante, ese día llegamos una hora antes al campo, estábamos cuando abrieron las puertas del estadio y vimos desde el principio el entrenamiento del equipo contrario y del visitante. El caso es que ese día casi nos echan del club y por poco no nos dejan entrar más al estadio pues al único que jaleábamos era al jugador en cuestión que ahora juega en un equipo contrario... A lo que iba, cuando llegamos este domingo nos fue difícil encontrar aparcamiento y dimos un par de vueltas hasta que decidimos aparcar en la zona vip, con seis ovarios, allí, en el aparcamiento de en frente de los vip encontramos un sitio, Carla empezó a maniobrar y cuando estaba dando marcha atrás oímos un sonoro ¡crash!, Mara y yo nos miramos con cara de circunstancias, Carla la pobre sabe dios que pensó, el crash había sido tan sonoro que recuerdo que a mí hasta por un momento me dio miedo bajar del coche pues pensaba que lo habríamos abollado completamente, el nuestro, me importaba un bledo pensar en el del contrario. En un segundo Carla se bajó y ante mí confusión el dueño del otro coche, chulo-camisa-cuadros-gafas-emporio-armani-colonia-todo-a-cien (que si era de marca, la colonia, olía que tiraba pa´trás, que no me imagino ser su mujer en una noche de pasión, la pobrecita, tumbada antes de llegar al clímax) le dedicó una sonrisa de oreja a oreja, la situación se me antojó confusa, -ísima. Lo mal normal es que se hubiese bajado del coche hecho un basilisco.



Chulo emporio-armani: ¿le pasó algo a tu coche, chica?



Carla: pues no, la verdad es que no, ni un rasguño, aunque me temo...



- pues al mío tampoco será nada (dijo el chulo emporio-armani con una piruleta en la boca y su camisa de cuadros azul marino y su jersey rojo lacoste al cuello, casi compadeciéndose echando miradas de refilón a nuestro coche de marca claramente inferior al suyo) que para eso es un Audi de última generación (yo me preguntaba si este tipo compraría los coches como si fuesen móviles y los móviles como si fuesen churros...).



- pues me temo que mi defensa ha abollado un poco el suyo (que para ser de última generación se había quedado un poco tocadillo aunque la verdad no demasiado en la aleta derecha). ¿Cubrimos el parte amistoso? dijo Carla.



-Mira morena, yo tengo mucha prisa que me esperan en el palco de autoridades, así que si te parece nos intercambiamos el teléfono y mañana quedamos para hablar de ello (yo miraba atónita la escena, para mí que el chulo emporio-armani ese estaba ligando con Carla..., normal y es que Clara es monísima de la muerte)



- ah, no, le doy mi teléfono pero se lo da usted (marcando las distancias) al seguro, además no tengo yo muy claro de quien es la culpa, esta es una zona de aparcamientos y yo estaba maniobrando, usted tuvo que venir muy rápido que no lo vi venir...



- lo que tu digas nena, parecía decir el nachiño por la expresión de su rostro, intercambiemos datos y pasémoslos al seguro y ya se arreglaran entre ellos. Yo no voy a reclamar nada... estoy todo cubierto (yo me pregunté ¿cubierto de qué?)



- Pues menos yo, dijo Carla, que mi coche no tiene ni un rasguño.



Se intercambiaron los teléfonos y todo quedó ahí, el chulo emporio-armani se fue corriendo a ver el partido y sentarse en lugar preferencial según vimos después con nuestros monoculares especialmente diseñados para ir al fútbol... (o qué se pensaban que no íbamos a cotillear a ver si nos había dicho la verdad)



- Me suena esa cara... dije yo...



- A mí más dijo Mara... siguió pensando...



-joder... ya sé quien es...



-Sarah, Carla, ¡ya está!, ¡es el tipo que nos pasa las entradas cuando vamos a ver al equipo cuando juega en el extranjero! (quería decir dentro de la madre patria y fuera de las fronteras de nuestro querido pueblecito)



- pues olvidaros de que nos pase más entradas, si por el fuese no nos dejaría entrar al campo nunca más.



-¡qué va mujer!, qué mal pensada eres! a ese no le importo ni la abolladura, que el tío está montado en el dólar y además va presumiendo de ello. ¡Claro que no lo conocí!, con esas gafas que le tapaban completamente la cara y yo que solo le miraba la marca impresa en grandísimas letras... que parecía que nos hipnotizaban... dijo Mara, que de primeras aún es más ingenua que yo y aún cree en la bondad innata de la condición humana...



-después de ello y antes de entrar al estadio subimos una pequeña colina desde donde dos policías locales habían estado observando lo sucedido:



-agentes, han visto ustedes lo sucedido, ¿de quién es la culpa?



-umm, pues como que no lo tenemos muy claro, al ser una zona de aparcamientos y usted estar maniobrando anteriormente...uhmm, dijo el agente rascándose la cabeza y poniendo expresión de inteligencia. Lo que usted debió hacer señorita es llamar a atestados, además nosotros no vimos la secuencia de los hechos hasta que oímos el golpetazo, y fue ahí cuando miramos.



- bueno, muchas gracias agente...



- de nada señoritas, dirigiéndonos una amistosísima mirada con el pecho hinchado y sonrisa profiden



-vimos el partido de aquella manera, la que menos preocupada parecía era Carla, el caso es que Mara y yo nos preocupamos por todo y le damos bombo a todo, Carla es más tranquila, pero...



- al día siguiente Mara y yo recibimos una llamada de Carla pidiéndonos nuestro número de DNI y los teléfonos.



- toma, este el número... le dimos las dos automáticamente, ¿pero qué pasa? ¡es que ya estás planeando algún nuevo viaje y nos vamos a apuntar! (puesto que Carla y Mara se pasaban los ratos libres buscando nuevas ofertas de viajes en internet eso fue lo que Mara y yo pensamos de primeras). en su seguro que me vio maniobrar y me pitó pero que yo hice caso omiso de su advertencia.



- No, que va, no es eso, es que el chulo emporio-armani ha llamado a su seguro y les ha dicho que me estaba viendo maniobrar cuando me pito y pensó que yo iba a parar y luego dijo que yo había hecho caso omiso de su advertencia.



- ¡qué cabrón!, exclamamos las dos a la vez, e ¡iba de guay!



El resumen señores es que no se confíen ustedes, de la confianza parece no salir nada bueno, al menos casi nunca, y sobre todo llamen a atestados, no importe la prisa que tenga el otro o tengan ustedes, sobre todo cuando se trata de ir a ver un partido de su equipo del alma.

Y el caso es que mañana hay partido, a ver qué nos pasa esta vez...



No hay comentarios:

Publicar un comentario