domingo, 11 de octubre de 2009

Tiempo sin tiempo

Tengo un amigo que tiene un blog. No se parece en nada a mi proyecto de blog. Es el suyo un blog inteligente y original, mordaz e irónico, sarcástico-causticó como él, y a veces tan imprevisible que cuando lo lees vas de sorpresa en sorpresa, pero siempre de las buenas, de esas que te dejan con una sonrisa, estoy completamente enganchada... a su blog, no sean malpensados. Esconde su mirada inquieta y voraz bajo unos lentes. Tiene ojos inquietos que contrastan con su andar, delicado, tranquilo, se mueve como ondeado por un ligerísimo viento, nunca muestra el más mínimo indicio de nerviosismo y se mantiene en calma ante todo tipo de situaciones que a cualquiera llevarían a exasperarse. Se mantiene parapetado bajo unas gafas que disimulan la pasión en continua ebullición que destila en las páginas de su blog, pero a mí no me engaña... Lo único que no sé y me gustaría que me contestase es de dónde saca el tiempo, qué tipo de mago es para haberlo vencido conjurándose contra el para escribir su blog. Ahora que yo tengo el mío empiezo a ver lo complicado que va a resultar mantenerlo y cada vez más soy consciente de que el tiempo es oro y a mí se me escapa de las manos... ¿no sé a ustedes? Por eso y porque no tengo demasiado tiempo hoy que dedicarles he decidido que les voy a dejar con un poema de Mario Benedetti que últimamente invade mi pensamiento... Créanme que es tan hermoso que durante una temporada lo llevaba en la bandeja del coche para que cualquiera que quisiese lo leyese... y hasta un día me dejaron en el parabrisas trasero una nota ofreciéndome tiempo, o eso creí leer yo pues la nota estaba bastante emborronada y poco en ella se podía leer, fue simplemente otra pérdida de tiempo...


Tiempo sin tiempo


Preciso tiempo necesito ese tiempo

que otros dejan abandonado

porque les sobra o ya no saben

que hacer con él

tiempo

en blanco

en rojo

en verde

hasta en castaño oscuro

no me importa el color

cándido tiempo

que yo no puedo abrir

y cerrar

como una puerta



tiempo para mirar un árbol un farol

para andar por el filo del descanso

para pensar qué bien hoy es invierno

para morir un poco

y nacer enseguida

y para darme cuenta

y para darme cuerda

preciso tiempo el necesario para

chapotear unas horas en la vida

y para investigar por qué estoy triste

y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo



tiempo para esconderme

en el canto de un gallo

y para reaparecer

en un relincho

y para estar al día

para estar a la noche

tiempo sin recato y sin reloj



vale decir preciso

o sea necesito

digamos me hace falta

tiempo sin tiempo.







Dedicado a Fátima, una gran mujer y sensible donde las haya. Ella fue la primera que me instó a leer a Mario, al que ya nunca abandonaré.





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